En una cafetería cualquiera,
Sentada frente a ti, con tus verdes ojos, con tu mirada felina, con tus labios carnosos que me piden a gritos que los toque, que los bese, con tus manos acariciando la taza de café humeante, empiezo a fantasear.
Imagino cómo me comes con la mirada mientras que con tus labios recorres mi cuerpo, saboreándolo, mordisqueándolo, encontrando rincones jamás explorados.
Y con tus manos empiezas a tocar los puntos que tanto anhelo, comenzando a dar vueltas en círculo.
Unas manos que me piden a gritos un permiso para empezar a explorar lo que ambos conocemos tan bien, pero que tanto necesitamos volver a hacer.
Y allí, en medio de la cafetería, mientras nos comemos con la mirada, empiezo a excitarme, empiezo a necesitarte con apremio.
Me siento tan humedecida, que me dirijo al baño, necesito liberarme y lo sabes.
Me sigues, desde una distancia prudente para no levantar sospechas…y allí, en los baños de una cafetería cualquiera, de un día cualquiera, nos unimos, en el silencio más profundo para no ser escuchadxs, para no ser interrumpidxs, ahogando los gritos con unos ardientes besos.
Cuando todo termina, salimos a la calle y es allí, en medio de una calle cualquiera, cuando dejamos escapar el grito de satisfacción, el grito de liberación.
©2022, Ziortza Castro Belaunde – Revista ieup
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